Mis recuerdos.
Hoy te enseño un secreto, quieto, callado. ¿Lo ves? Son los recuerdos de mis viajes impregnados en las alas de las mariposas, ¡mira con atención! Sólo los que lo quieren de verdad pueden verlas. Así que aquí en mis hojas de papel , sin tinta y sin color, guardaré recuerdos que sólo tú y yo, y quizá alguien más, podamos ver. Si decides zambullirte en esta pequeña, redondeada y misteriosa bolita de cristal, en la que tengo atrapada la imaginación, hazlo con pensamientos de tinta y manos traviesas, siempre viene bien algo de compañía...


viernes, 25 de febrero de 2011

Goodbye

Laura sabía hacer muchas cosas, de todo tipo y muy variadas, desde las más normales hasta las más extravagantes, pero una de ellas no era decir adiós, despedirse, olvidar. Laura nunca había podido hacerlo, ni cuando ella se iba, ni cuando los demás se iban. Laura lo intentaba una y otra vez, porque se le daba bien ser perseverante. Pero nunca lo conseguía. Laura miraba a los ojos a su madre, a su hermana, o a su amigo, y no podía evitar que sus ojos anegaran en lágrimas, que de su boca sólo saliera un cuídate mucho y que sus brazos estrecharan demasiado fuerte en un abrazo que ella no deseaba terminar. Que cuando veía que no había marcha atrás no podía evitar que sus sentimientos la invadieran y la ahogaran, como un barco a la deriva.
Un día a las puertas del verano, su hermana, Kathy, se sentó junto a ella en su cama, y le dijo muchas cosas, y a pesar de que era muy pequeña todavía, Laura se dio cuenta de todo lo que había  pasado desapercibido para ella, como el gran talento de convicción de su hermana. Su hermana le dijo que una despedida es genial, porque cuando la persona que se va, vuelve, la alegría es mucho mayor que antes, porque a veces debemos dejar escapar a las personas queridas para darnos cuenta de lo mucho que valen, y de lo mucho que los queremos, porque si no lo hiciéramos, si no los dejáramos escapar, eso significaría que no son tanto para nosotros como creíamos.Que cuando una puerta se cierra una ventana se abre, y que aunque sea pequeñita, los rayos de sol siguen entrando por ella, recordándonos que un nuevo día va a comenzar y que será aún mejor si lo hacemos con una sonrisa.
Por eso hoy Laura, no se echa atrás y se gira con decisión. Debe decirle adiós a su amigo. Y no es fácil para ella.  Su amigo no volverá nunca, se embarcará en un viaje sin retorno del que ella no sabe nada. Laura recuerda y recuerda frente al rostro del viajero, y casi no puede evitar que una sonrisa salga al encuentro de sus labios, demostrándole que ha hecho bien una despedida. Laura expresa con sus ojos una parte del dolor que lleva dentro, pero la otra parte ha sido eliminada por los buenos momentos pasados con su amigo, que perdurará para siempre en su memoria, así que simplemente le dirige una mirada y sonríe de nuevo, sólo espera que él consiga ser feliz. 

1 comentario:

  1. Oh, ¡me pasa como a Laura! No sé decir adiós. Su hermana tiene razón, los reencuentros son lo mejor de las despedidas (: Me ha gustado un monton tu blog, bonita. Te deseo mucha suerte con él, ¡un beso enorme!

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