Mis recuerdos.
Hoy te enseño un secreto, quieto, callado. ¿Lo ves? Son los recuerdos de mis viajes impregnados en las alas de las mariposas, ¡mira con atención! Sólo los que lo quieren de verdad pueden verlas. Así que aquí en mis hojas de papel , sin tinta y sin color, guardaré recuerdos que sólo tú y yo, y quizá alguien más, podamos ver. Si decides zambullirte en esta pequeña, redondeada y misteriosa bolita de cristal, en la que tengo atrapada la imaginación, hazlo con pensamientos de tinta y manos traviesas, siempre viene bien algo de compañía...


miércoles, 1 de agosto de 2012

Yo, sólo yo. Vestida de ironía. Esperándote con la mirada perdida.


¿Qué? ¿Es que no lo sabes? El mundo se me escurre entre los dedos aunque intente agarrarlo con firmeza.
La poesía decide, a buen juicio, escaparse de mi cabeza.  ¿Y yo? ¿Qué que hago yo? Intento olvidarte. Que tus besos no aparezcan entre los calcetines, no sentir tu mirada clavada en mi clavícula, en la sombra del pasado que dejaste al lado de tu maletín de cuero viejo, aquella mañana calurosa de Diciembre. ¿Irónico, verdad? Quizá es que soy ironía vestida de Channel, del rojo pasión que intentabas arrancarme de los labios cada vez que salíamos a cenar fuera, a uno de esos sitios caros donde el camarero te recomienda este vino tinto, aquel vino blanco, y en los que yo pedía fanta de limón -eso sí, siempre en copa- y tú me llamabas loca por no degustar esas bebidas que a ti tanto te gustaban, por pedir fanta allí y vino en los bares malos de carretera. Intento no ahogarme en las lágrimas delgadas, quizá incluso  azules -de ese tipo de azul del  que las pintaría un niño pequeño- que salen del grifo del lavamanos. Intento olvidar aquella sonrisa, aquella mirada que me mataba, el efecto que te producía aquel vestido blanco de espalda descubierta. Intento olvidar tantas cosas que ya no las recuerdo. Aunque todavía sienta tus dedos en mi hoyuelo, tus manos, tus brazos en mi cadera, porque aunque me miro al espejo y no te veo detrás, todavía estás aquí, estás aquí a pesar de haberte ido hace tanto tiempo, estás aquí, porque yo te siento. Y es que me he pasado a la Coca-Cola sólo para ver si soy capaz de sumergirme en ella y aparecer sin nada, como una niña asustada de todo lo que tiene por delante, de las opciones que se abren en el camino, sólo por ver si soy capaz de sobrevivir en ese oscuro líquido burbujeante. Pero cada vez que salgo, aparezco aquí, en esta habitación hueca y llena de soledad, aunque más que llena está vacía, vacía sin tus palabras, sin tu voz que suavemente me calma y me lleva a un mundo donde esto no son más que letras desordenadas, donde todo está en su lugar, a pesar de estos desvaríos que me permito escribir con pluma,  con mis cereales de chocolate y tus camisetas holgadas apiladas obedientemente en el mismo espacio cuadrado, llévame contigo -me digo- pero tú ya te has ido, ¿no es eso? Retomando el hilo de mis palabras, o del ovillo de lana de la vecina, cada vez que salgo de mi vaso de Coca-Cola estoy aquí, y poco a poco, te veo en cada esquina, en cada cajón, en cada risa escondida tras la pared, en las camisas sin planchar del fondo del armario, e intento reírme, pero sólo sale un ruido desencajado de mi garganta, porque en dos segundos he empezado a amarte, y en dos segundos he de olvidarte, así que amor, no te molestes, si cuando llegues estoy perdida, tirada en el suelo, no sabiendo ya si he de recordarte o dejar que viajes en los pliegues de mi memoria en un trayecto sólo de ida. Palabras liadas, ya nada tiene sentido. ¿Obra de una lunática, o de una artista? O frases incompletas, sólo eso, donde las mentiras remueven mis verdades y ya no sé qué es parte de aquel manuscrito mío y qué es real, sólo sé que he llegado a amarte, y que quiero que me perdones si de tanto escrbir me he vuelto loca, tan loca, como para no estar a tu lado.

1 comentario:

  1. Eres una artista ! vales mucho bonita ! un besito y suerte con todo:) tú puedes.

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