Mis recuerdos.
Hoy te enseño un secreto, quieto, callado. ¿Lo ves? Son los recuerdos de mis viajes impregnados en las alas de las mariposas, ¡mira con atención! Sólo los que lo quieren de verdad pueden verlas. Así que aquí en mis hojas de papel , sin tinta y sin color, guardaré recuerdos que sólo tú y yo, y quizá alguien más, podamos ver. Si decides zambullirte en esta pequeña, redondeada y misteriosa bolita de cristal, en la que tengo atrapada la imaginación, hazlo con pensamientos de tinta y manos traviesas, siempre viene bien algo de compañía...


lunes, 12 de septiembre de 2011

Recuerdos de Mariela, Recuerdo 2- Al otro lado del espejo


Samuel observa la última parte del e-mail, con un rastro de emoción en el estómago, e introduce en la lista de contactos de su nueva black berry, el teléfono de Mariela. La llamará, por supuesto. Sabe, de algún modo, que no puede dejarla escapar, que es peculiar, que es diferente, que es alocada y encantadora, que hay algo en las palabras de la pantalla que la refleja perfectamente, que dibuja esbozos de cómo es, en la mente de Samuel, que le encanta, que no sabe qué pasa, pero qué va a perseguir esto hasta el final.
Marca el número y espera pacientemente. La imagina, buscando en el bolso como una loca, con el pelo enredándosele en la boca… es una de las peculiaridades de Mariela, que no le ha querido decir nada de su aspecto físico, y eso le parece bien, hace que esa persona te guste por cómo es. Al fin, cuando está a punto de colgar, al suponer que pronto saltará el contestador, una voz dulce pero nerviosa contesta al otro lado.
-¿Si? ¿Hola?- Samuel duda un segundo, sin querer, reproduce su tono en su mente.
-Hola, ¿Mariela? Soy Samuel, me diste tu número, ¿recuerdas?
-Uff…- Samuel frunce el ceño, vaya,  seguro que no…- ¡Claro! Aunque con mi memoria no te la juegues a menudo, porque la pobre no anda muy bien.
Una risa limpia y cristalina termina por ella la frase y siguen hablando durante casi media hora más, cuelga él, se tiene que ir a trabajar, y ya llega tarde, esa chica le parece increíble. Sin querer, tararea una canción que no sabía que conocía en el metro y se sorprende a sí mismo cuando se lo hace notar su compañero de asiento habitual. Cuando entra por la puerta del periódico, algunas caras sorprendidas le saludan, parece más relajado de lo habitual y con un sorprendente buen humor para esas horas de la tarde, en las que sólo unos cuantos becarios lucharan por hacerse un minúsculo e insignificante hueco en el matinal. 


¿Qué os ha parecido? Esta es la voz de Samuel, la otra parte de la historia. En muchos recuerdos habrá una segunda voz, que será esta, de ahí el nombre, al otro lado del espejo. 
Bueno, en la siguiente entrada colgaré... ¡NUESTRO PRIMER PREMIO!
A ver si tenemos noticias de Mariela más a menudo :)

2 comentarios:

  1. que llamada tan dulce y... timida :):)

    tararear canciones que no se creen conocer es un signo precioso :)

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  2. Hola, regreso ligero de equipaje a tu hermosa casa, aquí me quedo, muchas gracias, bellas letras, buen día, besos en relieve...

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